Guillermo Mendoza


s. m.   1.  Diseñador gráfico.
2.  Ilustrador.   3.  Zaragozano tan majo como su trabajo.

Mark



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Si bien mi experiencia en Oporto inició un interés por las fanzines, esa semilla todavía seguiría germinando, esperando para resurgir en la próxima primavera.

Leyendo la lista de optativas para el curso siguiente, entre ellas apareció una asignatura llamada Diseño de Fanzines. Parecía cosa del destino. Era la primera vez que se impartía la asignatura, por lo que fue una especie de viaje iniciático. Empezando en el segundo semestre, abarcamos muchos aspectos del fanzine: historia, formatos, contenidos, presupuestos… Partíamos de proyectos pequeños y rápidos para así culminar en uno más elaborado y sacarlo de cara al público.

Decidí hacer para la ocasión un fanzine sobre la masculinidad tóxica. Era algo que siempre había tenido en mente pero que no sabía cómo verbalizar. Mi idea era aportar un espacio para hablar sobre nuestras experiencias en relación con la masculinidad tóxica a través de un mensaje dentro de una botella, como los que usan los náufragos para pedir ayuda. A su vez, también incluí a modo de obsequio pegatinas en forma de sello con ilustraciones propias.

Al ser el número cero, para el primer texto relaté mi propia experiencia a través de mi infancia y adolescencia. Fue particularmente duro reflexionar sobre mis inseguridades, más cuando se está en constante proceso de revisión y deconstrucción. Resurgen cosas que creías olvidadas pero que, citando un verso de mi amiga Marina G. Godoy, se encontraban en un estrato; un universo de cortezas cosidas y remendadas.

Como parte del proyecto, había que redactar una lista de sitios en los que se vendería el fanzine. Aún recuerdo los nervios de acudir solo a la librería Pantera Rossa y al bar Birosta de la Magdalena. Uno nunca puede evitar esos sentimientos cuando se trata de mostrar tu propio trabajo, pero es algo a lo que te tienes que enfrentar si quieres sacar fanzines. De una tirada pequeña se llegaron a vender varios ejemplares, aunque no estaría de más pensar en formatos más accesibles para el futuro.

Visto en restrospectiva, la verdad es que me siento afortunado de haber podido asistir a una clase de fanzines, especialmente a José por su caótico savoir‑faire y a mis compañeras por estar a mi vera.

PD: ¡Sí, queda otra parte más! Si quieres llegar hasta el final, tendrás que preguntar más abajo.